Discriminación y racismo, la condena de los pueblos indígenas y campesinos

Publicado en por PrensaRegional, Guatemala

Por: José G. Cubur

 

IMG_5348.jpgHace menos de un mes sucedió algo que me sorprendió y obligó escribir estas líneas. Resulta que varios líderes campesinos de Quetzaltenango, San Marcos y Retalhuleu llegaron a la Casa Presidencial (zona 1 de la capital), para entregar un memorial, por medio del cual solicitaban la intervención del Organismo Ejecutivo para corregir el desvío de seis ríos que algunos finqueros hicieron en esa región y que afecta a más de 300 familias. De acuerdo con los campesinos en invierno los ríos inundan sus viviendas y en verano carecen del líquido para el consumo humano.

 

Por cuestiones de trabajo me encontraba en el lugar. Un grupo de ellos ingresó a Casa Presidencial para entregar la documentación a los funcionarios correspondientes y otro grupo esperaba afuera. Pasaron más de cuatro horas y el grupo que esperaba decidió ir a almorzar. Cuando regresaron había dos soldados (militares), cuidando la puerta del edificio público.

 

Cuando intentaron ingresar a la puerta principal y esperar a sus compañeros bajo la sombra que hace el techo del edificio público, el soldado dijo con voz autoritaria: “ustedes a donde van” –vamos a esperar aquí bajo la sombra a unos compañeros que se encuentran reunidos allá dentro con algunos funcionarios- “allá no hay nadie, sálganse de aquí”, ordenó el militar.

 

-Nosotros no saldremos respondió uno de ellos. El semblante del soldado cambió y supongo que le dio ganas de sacarlos a la fuerza, pero no lo hizo. Ya habían transcurrido dos horas o más cuando observé el ingreso de varios alcaldes municipales algunos de ellos conocidos: como Amilcar Rivera de Mixco y Guadalupe Reyes, alcalde de Palencia y presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM), dos personas ladinas. El soldado los ingresó sin preguntarles nada, incluso les abrió la puerta.

 

A lo lejos apareció la alcaldesa de San Juan Sacatepéquez, un pueblo Kaqchiquel que pertenece al departamento de Guatemala. Cuando llegó a la puerta el soldado se paró frente a ella y le preguntó con prepotencia ¿y usted a donde va?

 

Les comentó todo este preámbulo para expresar tres cosas: 1. Muchos empleados públicos, como es el caso de ese soldado, se aprovechan de su posición para intimidar y discriminar a sus propios hermanos indígenas o campesinos pobres. 2. Es interesante como la discriminación y el racismo continúa vigente y se practica desde el Gobierno. Y 3. Es sorprendente que se le niegue el ingreso a los edificios públicos a la población, cuándo estos son bienes de las y los guatemaltecos.

 

El mensaje es que mientras el presidente Álvaro Colom dedicó, este 9 de agosto, un discurso en que se refirió a la necesidad de la inclusión de los pueblos indígenas en las políticas e institucionalidad del Estado; los funcionarios y empleados públicos continúan discriminando a nuestros hermanos indígenas, campesinos y pobres, pareciera que ser indígena y campesino merece la condena de la discriminación y la exclusión.

Tomando en cuenta lo anterior, considero que los discursos no valen, se quedan en palabrerías, es hora de practicar lo predicado.

 

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